El segundo Festival de SINFONÍA TRÓPICO se realizó del 11 – 25 de marzo de 2015 en Puerto Gaitán, uno de los lugares en donde más se ha vivido el cambio abrupto que vive la Orinoquia con el boom del petróleo.
Hace 10 años Puerto Gaitán contaba con 18.000 habitantes y era el municipio más pobre del departamento del Meta. Con la bonanza del petróleo creció esta cifra a 45.000 habitantes en 2014 y pasó a ser el municipio más rico de la región; de un día a otro sus habitantes recibían una de las mejores rentas per cápita del país, sin ello representar mejoramiento en sus condiciones de vida.
Las actividades que desarrolló SINFONÍA TRÓPICO se enfocaron en dos aspectos fundamentales:
1. Hacer un llamado de atención sobre la repercusión que tienen sobre la biodiversidad, las decisiones frente a las dinámicas económicas que involucran cambios acelerados en los modelos de producción, sin tener reflexiones profundas sobre sus consecuencias ambientales y sociales.
2. Hacer presente la identidad del paisaje y el vínculo armonioso con el medio ambiente como parte esencial de la existencia, por medio de un homenaje y celebración a la vida tradicional en el llano.
Visitamos las iniciativas de líderes ambientales, como la finca ecológica “La Cosmopolitana”, donde nos recibieron con un ritual a la naturaleza que inlcuía los frutos que se dan en la finca. Ese ritual permitió hablar sobre la importancia de la biodiversidad, de los sembrados y sus beneficios. También se visitaron el humedal “Maiciana - Manacal” y una Reserva indígena Sikuani. Llenos de inspiración gracias a estas visitas se realizaron los talleres con los jóvenes de Puerto Gaitán.
El Colectivo Atempo trabajó por medio de talleres de cuerpo con los jóvenes del equipo de triatlón de Puerto Gaitán, el significado de la palabra diversidad. En base a este trabajo previo se desarrolló el Mural de la Diversidad en el Malecón, actividad que se llevó a cabo durante todo un día. Adicional al mural, se construyó una balsa con la figura del Loro Orejiamarillo, que se encuentra en vía de extinción por cuenta de la deforestación de su hábitat. Esta balsa fue puesta en el río Manacacías en un acto de ofrenda y llamado de atención a la pérdida de la biodiversidad en Los Llanos Orientales.
Elizabeth Gallón Droste documentó por medio de fotografías, video y objetos, durante su estadía en Puerto Gaitán, la diversidad humana y sus historias en relación al paisaje llanero. La instalación “Memorias Vivas de los Llanos” fue un espacio para que los relatos y las memorias vivas de los habitantes tradicionales y nuevos de la región de la Orinoquia fueran escuchados.
El evento de clausura, el 25 de marzo, fue fruto de los talleres enfocados a la creación musical y las artes escénicas. Alrededor de 400 personas gozaron del espectáculo. Se proyectaron imágenes en el fondo del escenario para acompañar la obra, que contó con la participación de renombrados músicos locales y jóvenes de la región dedicados a la tradición del joropo. El evento que se vivió ese día estaba cargada de memorias que hicieron posible a las generaciones adultas recordar El Llano que alguna vez conocieron, con un mensaje para los jóvenes a cuestionarse sobre las consecuencias que vienen con el desarrollo agresivo e incontrolado. El concierto combinó la voz lírica y la serenidad del joropo con ritmos de un mundo industrial y las emociones del cambio.
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“Golpeamos un acorde. Las voces entusiastas, los múltiples abrazos, el aplauso y las emociones desencadenadas por el concierto hablaron en su lenguaje propio. Esperamos que hayamos podido sembrar una semilla en aquellos jóvenes, quienes tienen el futuro de Puerto Gaitán en sus manos. Una semilla que florecerá en armonía con la naturaleza y la cultura de los Llanos, que pueda desarrollarse en una crítica e inclusiva voz que lleve consigo el dolor a los que toman las decisiones en Bogotá.” Charlotte Streck, sobre el concierto.
